El ministro de Educación, Nicolás Cataldo, se reunió este miércoles con el arzobispo de Santiago, el cardenal Fernando Chomali, como parte de su agenda de encuentros con autoridades para abordar los hechos de violencia que ocurren en contextos educativos y que mantienen preocupadas a las comunidades.
Tras el encuentro, el ministro Cataldo afirmó que “Chile atraviesa por un momento complejo. Hay un deterioro de las relaciones interpersonales, y eso tiene que ver con los valores, con cómo nos entendemos en nuestra individualidad, pero también con la sociedad en que vivimos”, lo que requiere que “el Gobierno, pero también la Iglesia, las juntas de vecinos, los clubes deportivos y los distintos grupos de la sociedad civil vuelvan a ser parte de una construcción colectiva del país”.
“También tenemos un desafío mayor —agregó el ministro—, que tiene que ver con pensar el Chile que queremos de aquí a las próximas décadas, en los próximos 50 años. A eso hay que invitar a la sociedad en su conjunto, y vamos a contar con la Iglesia para que eso efectivamente pueda ocurrir, para recuperar nuestros territorios y recuperar las confianzas, tan importantes para construir el Chile que deseamos”.
Para impulsar ese debate, el ministro Cataldo invitó a la Conferencia Episcopal y a la red de instituciones vinculadas a la Iglesia a ser parte de una reflexión en torno a la violencia, que ocurrirá a la vuelta de las vacaciones de invierno, “con el propósito de profundizar junto a las comunidades educativas sobre qué es lo que está ocurriendo y cómo solucionarlo desde la política pública”.
Por su parte, el arzobispo Chomali planteó tres aspectos para este debate: “Primero, tenemos que fortalecer a las familias. Lo que más valoran los jóvenes es tener un espacio familiar donde se puedan encontrar como personas. Segundo, los colegios no pueden ser un campo únicamente de competencias, donde todos compiten por puntaje, sino que deben ser un espacio de reflexión. Y tercero, los adultos tenemos que dar el ejemplo de que la violencia, en cualquier forma, no es la manera de solucionar los conflictos”.
“Creo que los jóvenes, viéndonos a nosotros, han ido generando una cultura que a ellos les ha hecho mucho daño. Este es un tema transversal, que también implica reflexionar respecto de la labor que realizan los padres y el ambiente que tiene el país. Y también reflexionar sobre el sistema económico social, que lamentablemente está tan volcado al hacer, al producir y al consumir, y en el que muchas veces los jóvenes están solos”, agregó el cardenal.
Respecto a algunas ideas que se están planteando para evitar casos de delincuencia en establecimientos educacionales, como la instalación de detectores de metales, el arzobispo señaló que estas “son soluciones que miran absolutamente en el corto plazo, pero que no tienen ninguna proyección de mediano y largo plazo, y que traen complicaciones anexas, porque en un colegio de mil alumnos se demorarían cuatro horas en entrar al colegio (…). Va a generar más estigmatización cuando hay otros métodos son más humanos y pedagógicos para evitar esos hechos deleznables”.
En su ronda de reuniones para abordar los hechos de violencia en educación, el ministro Cataldo ya se reunió con el ministro de Seguridad Pública, Luis Cordero, con el defensor de la Niñez, Anuar Quesille, y se juntará próximamente con el presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades (Achm), Gustavo Alessandri.
FES y fin al CAE
En la reunión con el cardenal también participó el rector de la Pontificia Universidad Católica, Juan Carlos de la Llera, con quien se abordó la tramitación del proyecto de ley que crea un nuevo Financiamiento para la Educación Superior (FES) y elimina el CAE.
Al respecto, el ministro Cataldo afirmó que, sobre esa discusión, “hay un diagnóstico compartido, hay una necesidad que es evidente de avanzar en mejorar el uso de los recursos públicos en educación, particularmente en educación superior, y abordar los temas que han surgido en la discusión pública y que son los mismos que hemos tenido en la conversación interna con la Universidad Católica, que son la sostenibilidad financiera a largo plazo del sistema y, por otro lado, la flexibilidad en el uso del instrumento para los estudiantes que van a acceder a él”.
