Cerca de 200 docentes, directivos y sostenedores de Liceos Bicentenario que participan en el piloto de inclusión, además de profesionales del Ministerio de Educación de distintas regiones del país, participaron en el primer curso “Perspectivas y Prácticas para una Educación Inclusiva”. La iniciativa, organizada por el MINEDUC y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), es pionera en este ámbito y tiene una duración de 130 horas en modalidad b-learning.
El objetivo del curso es fortalecer las competencias de las comunidades educativas para desarrollar culturas y prácticas pedagógicas inclusivas, que den respuesta a la diversidad de los estudiantes y faciliten el trabajo colaborativo entre los distintos actores. El proceso formativo considera instancias presenciales y a distancia, además del acompañamiento en terreno a la implementación de acciones educativas inclusivas por parte de los establecimientos.
Los módulos presenciales se desarrollaron durante esta semana en la Universidad Diego Portales, ocasión en la que los asistentes trabajaron temas como la inclusión en el contexto de los Liceos Bicentenario, los sentidos y principios de la educación inclusiva, las representaciones y actitudes hacia la diversidad, las diferencias para aprender y la diversificación de los procesos de enseñanza-aprendizaje y la colaboración como condición esencial de liceos más inclusivos.
Durante la inauguración del curso, el jefe de la División de Educación General del MINEDUC, Gonzalo Muñoz, destacó que el concepto de calidad no puede separarse del de inclusión. “Con la Reforma hicimos una invitación para hablar de calidad y de inclusión al mismo tiempo, no separar los conceptos. Pero para avanzar en el camino de la inclusión necesitamos entregar herramientas de apoyo al sistema. Por eso este curso es un hito importante”, sostuvo la autoridad.
De los 60 liceos Bicentenario que existen en el país, 31 se sumaron voluntariamente al piloto de inclusión propuesto por el MINEDUC en 2014. El año pasado estos establecimientos comenzaron a trabajar con sistemas de admisión aleatorios, adelantándose a lo que establece la Ley de Inclusión.